Introducción a los test
Cuando hablamos de test y exámenes, de manera inmediata solemos pensar en nuestra vida académica. Eran todas esas pruebas en las que se analizaban nuestros conocimientos y nuestras capacidades. En formación, y más concretamente en e-learning, este es un uso muy común para comprobar que los alumnos y las alumnas han comprendido y analizado la información, pero no es el único. Pueden tener muchos otros objetivos. En el e-learning puede resultar fundamental.
Tipos de test en formación
De evaluación
Efectivamente, este es el uso más común. Comprobar que los alumnos y las alumnas han terminado satisfactoriamente la formación. Se obtiene una calificación y ésta debe ser superior a la nota de corte que se haya establecido. Es muy importante, por ejemplo, en los cursos bonificados, porque es necesario demostrar la tasa de finalización eficiente de la teleformación. También es muy útil para poder hacer un análisis de cómo ha ido la formación. Esos datos los podemos tener en cuenta para saber el grado de conocimientos adquiridos, pero también, para poder rectificar o matizar cada formación online que está por venir.
De satisfacción
Este es un recurso muy utilizado por las marcas para analizar el grado de satisfacción de los clientes con sus productos y sus servicios. En el mundo de la formación puede ser muy útil para recibir un feedback por parte de los alumnos y las alumnas. Con esto podemos hacernos una idea de la utilidad, la calidad y la efectividad del curso. Es recomendable que no sólo basemos la respuesta en una puntuación numérica, podemos dejar un campo abierto para que puedan escribir sus sensaciones. Sin duda toda esta información nos puede ayudar a mejorar nuestra estrategia e-learning.
Encuesta
Las encuestas se componen de un número determinado de preguntas para recabar datos y concretar la opinión común en relación con un tema determinado. En este tipo de test es necesario que se lance a muchas personas para conseguir el dato más fiable posible.
De nivel
Este tipo de prueba puede confundirse con un test de evaluación, pero no es lo mismo. En un test de nivel no queremos comprobar los conocimientos adquiridos, sino que queremos saber de qué nivel parten los alumnos y las alumnas. Esto es muy útil por ejemplo para poder dividir los alumnos según su nivel de especialización en un idioma, en una tarea, en una tecnología…
De aptitud
Se trata de una evaluación muy común en la selección de personal, pero también puede ser útil para ver el estado emocional y las capacidades concretas de un trabajador o trabajadora. No ponen a prueba los conocimientos, un test de aptitud puede medir habilidades específicas.
De personalidad
Cada persona ve el mundo de una manera. La diversidad hace mucho más rico el mundo. Con los test de personalidad se pueden analizar rasgos concretos. Las marcas lo utilizan mucho para poder saber los gustos y costumbres de sus compradores y compradoras. Es muy útil en formación para detectar las necesidades de cada persona.
¿Qué formatos de test existen?
No existe una única manera de presentar un test. Adáptate a la herramienta que estás utilizando. Todos conocemos el modo clásico de pregunta y respuesta con una puntuación numérica al final, pero hay un mundo diverso mucho más allá. En ocasiones, para conseguir un mayor engagement con el alumnado, podemos servirnos de otros formatos para que resulte más atractivo. Con imaginación y un buen diseño se pueden conseguir grandes resultados. Aquí te proponemos varios formatos:
Estándar
El test que todos conocemos. Una sucesión de preguntas con varias opciones de respuestas. En ocasiones es útil añadir un feedback en cada pregunta para explicar cuál es la correcta y el porqué. A pesar de que se trate de una estructura clásica, el diseño puede aportar mucho atractivo. Para dar un poco de frescura al test, podemos convertir las respuestas en imágenes o viñetas para que sea más visual. El resultado final se suele traducir en un número, quizá se puede combinar con una frase, un tip o un resumen para afianzar conocimientos y animar al alumnado.
De procesos
En nuestro día a día llevamos a cabo múltiples tareas en nuestro puesto de trabajo. En muchas de ellas es muy importante seguir un proceso concreto paso a paso para que la tarea se culmine satisfactoriamente. Con este tipo de test podemos simular esos procesos. Cada pregunta o nivel se convierte en uno de los pasos a seguir en el flujo de trabajo. Para añadir emoción y que el alumnado intente ser más competitivo es muy buena utilizar una fórmula muy sencilla sacada de los juegos clásicos: si falla en uno de los niveles, el test vuelve al principio. Es una buena técnica para que los alumnos y las alumnas afiancen el orden correcto del flujo.
De clasificación
A través de este test conseguimos clasificar a cada persona teniendo en cuenta un rasgo determinado. Se pueden analizar muchos aspectos como pueden ser: puntualidad, compromiso, gestión del tiempo, adaptación al estrés, felicidad…
Gamificado
En formación, la gamificación es el proceso a través del cual incorporamos técnicas propias de los juegos a nuestros cursos formativos. En el caso de los test podemos crear una metáfora lúdica y que el alumno vaya pasando diferentes pruebas a modo de pantallas o niveles, como sucede en los videojuegos. Es un modelo muy atractivo que anima a los alumnos y las alumnas a esforzarse y finalizar los test. En este caso la narrativa y el diseño tienen una importancia fundamental.
Experience
Con este tipo de pruebas conseguimos una experiencia inmersiva para el alumnado. Consiste en introducir a través del dispositivo a los alumnos y las alumnas en una situación real. Por ejemplo, para conseguir que una persona demuestre sus conocimientos sobre ciberseguridad, a través de un test podemos recrear un ataque informático. La creatividad permite posibilidades infinitas.
De puntuación
Por último, con este tipo de test conseguimos que la audiencia puntúe algo concreto. Este ejemplo queda claro con los test de satisfacción. Con esto podemos medir por ejemplo la felicidad de los empleados.
